Ahí alucinábamos con los discos de Serú Girán, el aroma de los discos, las carátulas, los sobres con las letras… y obviamente sobresalía un joven Charly García (en el 81-82 Charly era un ser muy distinto al señor que algunos identifican tirándose desde un noveno piso a la piscina… había sido nuestro referente desde Sui Géneris.)
Un día de diciembre de 1983 -sumergidos en nuestro habitual coqueteo con los vinilos- descubrimos Clics Modernos (Modern Clix), su segundo disco solista, en la vitrina de la disquería (yo no recordaba esto, pero él si -es lo bueno de tener un amigo con buena memoria) había algo distinto -desde la portada-, había un García de pelo corto, sentado de espaldas a un muro grafiteado, en una ciudad que no era Buenos Aires -quedamos perplejos, sin saber si era Charly realmente. Ni siquiera pedímos escucharlo, los escasos billetes que había recolectado para esa navidad fueron gastadas con gusto.
Recuerdo llegar a casa y ponerlo en la tornamesa… inmediatamente comenzó a sonar algo, eléctrico, brillante, tenso…muy Nueva York… muy moderno. Al revisar el sobre interno descubrimos que el tipo se había ido a la gran manzana con la intención de comprar nuevos teclados… y terminó grabando un disco. Grabado y producido por Joe Blaney (Prince, The Clash, Keith Richards…). El Mago Merlín detrás del sonido.
Con gran sorpresa vimos que Pedro Aznar - su otrora compinche de Serú Girán y otro gran referente -estaba en el bajo, el Stick, guitarras y voces…-el chico ya estaba negociando con Pat Matheny como su nuevo integrante-, pero también había leyendas de la música como el guitarrista Larry Carlton, (Steely Dan, The Crusaders, Joni Mitchell…otro capo), el baterista Casey Schverrell y el saxofonista Doug Norwine.
El disco es una bola de excelentes temas llenos de sofisticación y con un concepto de producción nunca visto por estos lados, menos -hoy- en un artista latinoamericano. Tanta es la influencia y la importancia de esta obra, que, desde su edición en 1983, todo el sonido y las letras cambian…la manera de tocar, la manera de vestirte, peinarte y hasta de pensar (-están pasando demasiadas cosas raras, para que todo pueda seguir tan normal-). Al punto que nos obligó a evolucionar de las guitarras acústicas a los sintetizadores y el bajo.
Pero Clics Modernos traía más sorpresas y era aún más avant garde que sólo la música y su creador. Dando vueltas por Manhattan con el fotógrafo Uberto Sagramoso, la idea de García era pintar una pared con el título Nuevos Trapos -como nombre del LP-, hasta que al dar vuelta la esquina se encuentran con una de las míticas -Sombras- pintadas por Richard Hambleton, con una leyenda escrita; -Modern Clix-. La esquina de Walker St & Cortland pasaría a la posteridad. (Nota de la redacción: Modern Clix era una banda Neoyorquina de la época dedicada el reagee y el ska…García tomó el nombre para el disco, pero argentinizándolo así; Clics Modernos).
Compañero de correrías de Keith Haring y Jean-Michel Basquiat por las calles de Nueva York, Richard Hambleton nació el 23 de junio de 1952 en Vancouver, Canadá, falleció el 2017 a la edad de 65 años, en un departamento de la que adoptó como su ciudad desde que empezó a pintarla de negro, tal como él mismo resumió su obra para la revista People en 1984. -El negro es un color fascinante. Si tratas de limpiarlo, se expande-, explicó alguna vez. -Uno puede crear ilusiones con el negro. Es por eso que uso negro en las calles-.
Artista callejero que siempre buscó desafiar al peatón con sus obras –como Bansky, años después–, Hambleton hizo otras series, como una titulada -Sólo tengo ojos para ti-, que constaba simplemente de afiches que pegaba en las calles con fotografías suyas de cuerpo entero y en tamaño real, impresas de manera que se convirtieran en figuras blancas a las semanas. Y también en el Marlboro Man, suerte de evolución de su Shadowman con sombrero de cowboy. Pero fue su hombre de sombra el que terminó definiéndolo, y llegó a pintarlo sobre lienzos para exponer en galerías. Presentó sus obras en Europa, y hasta llegó a pintar sus siluetas oscuras en las paredes de Venecia y sobre el Muro de Berlín a mediados los 80, pero con el cambio de década, luego de la muerte de Haring y Basquiat, le escapó al mundo del arte.
La modernidad impuesta por García lo lleva incluso a utilizar exhaustivamente la TR-808, uno de los modelos de batería programable de la firma japonesa Roland, que años después se convertiría en un ícono del sonido Hip-Hop… un capo.
Charly en 1983 se adelantó en el tiempo a su propia época, entregándonos un álbum lleno de ritmo, excelente música y letras que decían lo que había que decir…algo tan necesario, y hoy, más que nunca… quizás por eso es un disco del futuro… y nos cambió la vida.