El agotamiento físico es tal vez un poco más fácil de trabajarlo, pero el agotamiento mental, ese sí que es duro. Y por eso tal vez esta columna está siendo escrita casi a las 3:00 de la mañana. Me explico, yo soy una de esas personas nocturnas, para mi trabajar de noche es lo mejor que me puede pasar, estoy bien despierta, mi mente está clara y puedo expresarme con gran facilidad. Sin embargo, lo cierto es que la vida no trasciende en la noche o en la madrugada. Muchos servicios y trabajos son diurnos por lo que mi mente puede sobrecargarse y decir ya no más. Esto genera una cadena de eventos en el cuerpo los cuales comienzan a cansar todo tu ser. Pero ese cansancio es totalmente distinto al que experimentamos cuando nos ejercitamos. Este cansancio se siente pesado hasta en el alma. El simple hecho de moverte es un reto y hablar que haga sentido o acordarte de algo importante, olvídalo que no va a pasar.

Y así es como me he sentido toda la semana, he tenido tantas responsabilidades que se acumularon en un solo momento que ha sido increíble, los muchos sombreros se juntaron a la misma vez y separar estos ha sido complicado. Lo importante es que no ha sido imposible y que afortunadamente tengo un esposo que me apoya en estas cosas locas que se me ocurren. El apoyo familiar en cualquier proyecto de vida es pieza clase.

Pero me imagino que muchos se preguntan cómo puedo encontrar el balance y que hago si lo pierdo, como me pasó a mi esta semana. Les cuento esto porque muchas veces vivimos en un mundo donde pensamos que hay personas perfectas que viven en mundos perfectos y esto está muy lejos de la realidad. Si bien a través de los años he sido capaz de poner en práctica mis habilidades socioemocionales hay momentos en que simplemente ocurren situaciones que te mueven el piso y no sabes dónde vas a quedar parado. Hay otros momentos donde seguramente te caerás y llegarás al sueño.  Y esto está bien, esto nos ayuda a ajustar y continuar trabajando día a día con nosotros mismos. El único proyecto que nunca debemos dejar de trabajar es el proyecto de cómo mejorar nosotros mismos.

Pues vamos a las estrategias.

1. No importa el caos que tengas saca 20 minutos para ti en el día. Tómate un café, date un largo baño (esto es más de 20 minutos lo cual es bueno), duerme una siesta, en fin, lo que quieras hacer pero que sea para ti.
2. Ten una estrategia. La probabilidad de que no hayas tenido una estrategia para todo lo que se pudo haber presentado a la vez es muy probable, pero si tenías pequeñas estrategias para terminar algunos de los proyectos lleva estos a cabo.
3. Trata de combinar un trabajo tedioso con uno divertido. Esto hará que no sientas tanta carga de ese trabajo tedioso. Importante, esto debes de hacerlo bien planificado. Recuerda que hay trabajos que son bien complejos y mezclar ese trabajo con otro puede ser que te atrase.
4. Tomas decisiones. Muchas veces cuando tenemos tanto trabajo tomar una decisión nos cuesta. Y nos cuesta porque sabemos que si no tomamos la decisión correcta nos podemos atrasar. Para mi el no tomar decisiones es lo que realmente puede terminar atrasando tu proyecto y por ende tu trabajo. Por eso es importante delinear una estrategia.
5. Diviértete. Yo pongo música de Ana Gabriel, José José, Chayanne, Michael Bublé o Frank Sinatra y canto como una loca, esto me ayuda a pensar que no estoy trabajando, sino que lo estoy pasando bien. Esto hace que haga el trabajo más eficaz.
6. Delega y pide ayuda cada vez que sea necesario. Saber cuándo pedir ayuda es importante, muchas veces nuestro ego no nos lo permite y terminamos llenos de más trabajo y más agotados de lo que deberíamos de estar.
7. Y por último, trata de estar en el momento, de respirar y entender que es lo que está pasando, porque te pasó y que pasos tomarías si volviera a ocurrir.
   Ahora, cuéntame que haces tú en los momentos en que todo pasa a la vez.

 Les deseo una hermosa semana a todos y un abrazo en la distancia.

Sharon

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